No, no es cierto...
Ni es sábado, ni acabo de volver de fiesta.
No he llegado tambaleándome al ordenador, y botella de agua en mano, me he puesto a escribir lo primero que se me ha pasado por la cabeza. Más bien es miércoles, acabo de hacer un poco de deporte -viendo la soporífera final de la Champions League-, y he decidido escribir un rato antes de pasar factura a mis neuronas en cuanto a lo aprendido en el tropecientos día de estudio. Lo digo, básicamente, por el título del nuevo post con que la Langosta trata de sorprenderles. Y lo hago, irónicamente, para justificar una relación que, a prioristicamente hablando, pudiera ser improbable.
Anoche -lo confieso-, veía Operación Triunfo, concurso que representa como ninguno los valores de la sociedad española actual, y quedaba prendado de uno de los miembros del jurado, probablemente el más mentado, efectivamente; era Risto Mejide, publicista de profesión y actor en sus ratos libres. Viendo como rayaba los límites de la ética televisiva al referirse a muchos de los concursantes, pensé en lo habitual que es esto en el mundo periodístico. No en vano, y sin ir más lejos, Fernando Sánchez Dragó, en uno de los mejores blogs que malviven en la red, “Dragolandia”, lo mismo se dedica a predicar las excelencias de su gato Soseki, que a denigrar y repudiar a aquellos que, por ejemplo, osamos amar deportes como el fútbol por el simple hecho de no ser algo culturalmente elitista, ¡manda huevos! (como diría aquel).
Sin duda -pensé-, el mentado Mejide ha debido aprender mucho de la agresividad que impera en los medios a la hora de desarrollar su labor. !Incluso de Dragó parece haber aprendido!. Y sí no, cómo explican esos ataques repentinos de “amabilidad”, esos gestos tan “campechanos”, esa ironía descarnada... Si sólo le falta hablar de su perro, "pulgaski"... Qué tierno sería, ¿no?
Será la incertidumbre, probable ironía del destino, la que -una vez más- decida el devenir de tanto melodrama. Es como todo...Hace quince años, cuando vi por primera vez La Guerra de las Galaxias, sólo podía fijarme en los maravillosos efectos especiales con que contaba. A día de hoy, cuando vuelvo a recuperarla de mi filmoteca, sólo me dedico a leer entre líneas de guión, a explorar en las actuaciones, y en definitiva, a disfrutar de aquello que la película simbolizó, simboliza y simbolizará. El caso es que quien sabe mi querido lector...Algún día, quizá más pronto que tarde, Risto Mejide, Soseki y Sánchez Dragó logren despertar algo en mi ser, no sé, quizá ese "que se yo" que te descubre algo ajeno a la artificialidad que hoy día reina en cada uno de sus arbitrios...
Posdata. Qué no. Que tampoco he fumado nada...
Un lápiz en la mano
Hace 6 años