martes, 15 de enero de 2008

Mala prensa


Mala prensa tenía aquel Obispo de Canterbury. Cuentan que, durante una especie de “gira” por Inglaterra, el prelado llegó a un puerto en el que le esperaban multitud de redactores de prensa local, ávidos de información. Nada más pisar tierra, un vocerío ensordecedor acabó con la calma previa. La primera pregunta la lanzó un joven becario, quizás inexperto en las labores periodísticas o, quien sabe, quizás sobradamente preparado. Un escalofrío recorrió la piel del Obispo una vez aquella cuestión cruzó la meta de sus tímpanos.
Señor, qué opina usted de las prostitutas” -preguntó el joven-
El eclesiástico, que a buen seguro tuvo que pensar muy mucho la respuesta, no obstante, reaccionó como se suele esperar en estos casos, con calma tensa y disuasoria.
Las siguientes preguntas fueron menos, digamos, comprometidas. A continuación, el pastor pasó el día recorriendo los lugares por donde transcurría la vida diaria de su rebaño, programando el posible envío de nuevos recursos con las autoridades, consolando a los menos favorecidos…en definitiva, y en opinión de muchos, faltando a la verdadera fe que movía su cargo, ganándose el pan a costa del hambre de los desesperados, moviéndose como caballero católico en territorio anglicano. Había que hacer algo al respecto. Había que poner las cosas en su sitio. Había que impedir que aquel buen hombre, realmente lo pareciera.
Al día siguiente un solo titular llamó la atención a las gentes pudientes del lugar y a aquellos que con maestría, todos los días, lograban engañar al niño que repartía los diarios y conseguían su ejemplar sin abonar las tasas correspondientes.
La mañana anterior, ante la pregunta perpetrada por aquel joven quizás menos inexperto de lo que parecía, el Obispo de Canterbury respondió: “Sí. Creo que por aquí hay bastantes prostitutas”. No se la jugó quizás con una respuesta más extensa pero, efectivamente, salvo el momento con audacia. Sin embargo, el titular que tanto sorprendió a las gentes de aquel frío lugar fue otro…
El obispo de Canterbury pregunta dónde hay prostitutas. Una vez comenzara a recorrer el recinto portuario, uno de nuestros periodistas recogió la duda del prelado. ¿Habrá pasado la noche en buena compañía?”.

Manipulación perpetrada por los medios de comunicación en pleno siglo XIX y basada en un hecho real.
A penas unos meses después, aquel buen hombre fue apartado de su cargo.
Cuántos hombres buenos habrán caído en desgracia a costa del poder de la palabra.

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