lunes, 14 de enero de 2008

(Des) Amor


Leyendo el excelente artículo de Javier Torá (http://www.ajuste-de-cuentas-blogspot.com/) a propósito de las relaciones de pareja, llegué a una conclusión: la sociedad actual atraviesa una crisis de identidad que bien se refleja en los “affaires” amorosos. En el concierto de Luís Eduardo Aute, celebrado en Elche el pasado sábado 12 de enero, el archiconocido cantautor, que tras 28 discos cantándole al amor/desamor debe ser todo un ducho en la materia, mencionó que no entendía por qué la gente se divorciaba, que no estaba dispuesto a asumir que ello era para volver a casarse de nuevo, para acometer los mismos errores, los pocos aciertos…
Ahora bien, qué es el amor entonces si no una conjunción de errores y aciertos. A veces me pregunto por qué mucha de la gente que me rodea ha modificado su forma de ser una vez han conocido a la supuesta mujer/hombre de su vida. Qué les impulsa, por ejemplo, a desaparecer de la órbita por la que hasta entonces había transitado su existencia, qué les hace dejar de ser lo que fueron, pensar lo que pensaban… sentir lo que sentían…
Uno no conoce los secretos del amor. Tampoco pretende convertirse en una especie de aprendiz de agorero. Sin embargo, cree tener la suficiente experiencia, la suficiente capacidad visionaria para afirmar que este tipo de relaciones nunca acaban bien o, mejor dicho, acaban convirtiéndose en aquello a lo que Aute aludía entre canción y canción. Cuando dos mundos, que antes siquiera convenían en girar por la misma órbita, de repente convergen en uno sólo, haciendo y deshaciendo todo de común acuerdo, se pierde la autonomía personal, la propia capacidad de cada uno de los elementos que componen la relación para prosperar de manera independiente, de reafirmarnos ante nuestra pareja y ante el resto del pequeño abanico de personas que nos rodea…se es, se piensa y se siente de común acuerdo.
El otro día dos "enamorados" me dijeron que yo era de los raros, que parecía mentira que a estas alturas de mi vida no tuviera en mente el irme a vivir con mi pareja, iniciar los pagos hipotecarios e iniciar, de un modo u otro, la fase “adulta” de mi vida…
Sinceramente, me gusta ser así de "raro" y creo que a la única persona que le debería preocupar, también.
No sé si a la pareja a la que me refiero le irán bien las cosas. Quiero pensar que sí. Que así lo quiso el amor y que sólo el amor fue la causa ante tanto encoñamiento. Sin embargo, si por casualidades algo se torciera, se que recordaré aquellas palabras de Aute y pensaré: pronto volveremos a ir de boda.

Posdata. Dedicado a todos aquellos que a día de hoy están iniciando sus respectivas relaciones amorosas, unos con más acierto que otros…”El amor, es eterno mientras dura”.

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